jueves, 12 de noviembre de 2015
GUIÓN TEATRAL
EL CAMPEÓN DE LA MUERTE
Se había puesto el sol y Literato Tucto en cuclillas en la puerta de su choza obstinado en que su coca le dijera que suerte había corrido su hija raptada desde hace un mes.
Cada 3 horas, con rabia sorda y lenta de indio socarrón metía la mano en el huallquil, sacaba la hoja de coca y se lo metía a su boca.
LIBERATO TUCTO: -¿Qué suerte ha podido correr mi hija? A veces la coca me ha parecido dulce, otras veces amarga.
Descontento e indeciso sin saber qué partido tomar, por antecedentes de notoriedad pública sabía que…
LIBERATO TUCTO: (Enfurecido) - ¡Hilario Crispín es el raptor de mi hija!
-Es un indio de extrañas, gran bebedor de chacta, ocioso, amigo de las malas juntas y seductor de doncellas, un mostrenco.
Y para un indio honrado ésta es lo peor de las tachas que puede tener un pretendiente.
LIBERATO TUCTO: - ¿A dónde la ha llevado a mi Faustina?
-¿Qué vida estaría haciéndola pasar?
Así, se encontraba el Tucto, cuando entre las sombras de la noche naciente surgió la torva figura de un hombre, que al descargar en su presencia el saco que traía en su espalda, dijo:
HILARIO CRISPÍN: -Aquí te traigo a tu hija, para que no la sigas buscando tanto, ni andes por el pueblo diciendo que un mostrenco se la ha llevado. (Desato el saco y vacío de golpe el contenido).
Un contenido nauseabundo viscoso, sanguinolento, macabro, aquella era la hija de Tucto, descuartizada con paciencia diabólica, escalofriante, con sarcasmo el indio Crispín añadió…
HILARIO CRISPÍN: - No te dejo el saco porque puede servirme para ti, si te atreves a cruzarte en mi camino – y le voltio la espalda.
LIBERATO TUCTO: -Harás bien en llevarte tu saco, será robado y me traería mala suerte. Pero ya que me has traído a mi hija debes dejar algo para las velas del velatorio y para atender a los que vengan a acompañarme
-¿No tendrás si quiera un sol?
HILARIO CRISPÍN: -¿Qué te podría dar un mostrenco?
-¿No quisieras una cuchillada viejo ladrón?
--------------------------------------------2 ACTO-------------------------------------------------------
Entre la falda de una montaña y el serpenteo abrumador, tormentoso del marañón, la única distracción que tiene es el tiro al blanco de sus moradores que sirven de pretexto de sus grandes bebezones de chicha y chacta.
RUIZ: -Me han dicho que estas muy dañado que te has dedicado al triste oficio de matar gente, cualquier día te van a meter un tiro, es preciso que te hagas un hombre de bien.
JUAN JORGE: -Ya lo sé taita, pero no cree usted que voy a morir a bala, yo moriré relaceado. Mi oficio es matar, como podría ser el de hacer zapatos y yo tengo que seguir matando hasta el fin, porqué ese es mi destino.
Y el maestro Ruiz escandalizó de tal respuesta, no volvió a hablar más del asunto.
Juan Jorge tenia fortuna en cuanto a su pulso y su ojo, en poco tiempo se convirtió en un fenómeno de tiro para gloria y fama de sus paisanos.
Ceferino Huaylas fue otro maestro que le enseño grandiosas hazañas. Juan Jorge recordaba lo que una vez conversaban.
CAFERINO HUAYLAS: - Buen tiro muchacho. Yo no comencé así ¿Y a que distancia le pusiste la bala?
JUAN JORGE: A dos cuadras maestro y le metí la bala en la boca.
CAFERIANO HUAYLAS: -¿Y no te tembló el pulso?
JUAN JORGE: - Ni el canto de una uña…
CAFERINO HUAYLAS: - Bien ganado los dos carneros. - ¿Y no trajiste sus ojos?
JUAN JORGE: -No maestro.
CAFERINO HUAYLAS: -Mal, pueden perseguirte. Al muerto hay que sacarle los ojos y guardárselos para que no indique a la familia dónde se encuentra el illapaco y la lengua también, para que no avise y el corazón, para comerlo cuando es de un valiente, porqué esto da más valor. No lo olvides muchacho.
En poco tiempo comenzó a crecer la celebridad de Juan Jorge celebridad que hacía temblar a todos los indios de la provincia.
------------------------------------------ 3 ACTO -------------------------------------------------------
La mujer del Tucto fue a casa de Juan Jorge lo primero que hizo después de saludar al terrible illapco, fue sacar un puñado de coca y ofrecérselas con estas palabras…
MARTINA: -Para que endulces tu boca, taita.
JUAN JORGE: -Gracias, siéntate (se puso a chacchar lentamente)
-¿Qué te trae por aquí Martina?
MARTINA: -Vengo para que me desaparezcas a un hombre malo.
JUAN JORGE: -¡Umm! tu coca no está muy dulce…
MARTINA: -Yo le encuentro dulce, toma esta botella de agua.
JUAN JORGE: -¿Quién es el hombre malo y que ha hecho? Porque tú sabes que yo no me alquilo si no es para matar criminales.
MARTINA: -Hilario Crispín taita, ¡Que ha matado a mi Faustina¡
JUAN JORGE: -Lo conozco buen cholo ¿Y éstas segura de que Crispín es el asesino de tu hija?
MARTINA: -Segura, es un mostrenco.
JUAN JORGE: -¿Y cuánto vas a pagar para que lo mate?
MARTINA: -Hasta dos toros me manda a ofrecerte Liberato.
JUAN JORGE: -No me conviene. Ese cholo vale cuatro toros, ni uno menos.
MARTINA: -Se te dará taita. También me mando a decirte que han de ser 10 los tiros que le pongas al mostrenco.
JUAN JORGE: -exclamó-¡TAITA! Pides mucho, pides una cosa que nunca he hecho.
Juan Jorge después de meditar un gran rato añadió…
JUAN JORGE: -Bueno, quince, diez los que quieras, pero te advierto que por cada tiro, le va a costar a Liberato un carnero de yapa.
MARTINA: -Se te pagará.
JUAN JORGE: - Mañana haré averiguar a mis agentes si Hilario Crispín mató a tu hija, si fuese verdad, mandaré por el ganado como señal de compromiso.
-------------------------------------------- 4 ACTO -----------------------------------------------------
Así, tres días, en la mañana del cuarto, Juan Jorge estaba listo para atacar.
JUAN JORGE: -Creo que el cholo se ha metido en alguna cueva.
LIBERATO TUCTO: -Hay que tener paciencia...
Lo ve, taita – dijo el tucto
-Apuntale, apuntale
JUAN JORGE: -Ya lo vi pero pero no voy a dispararle desde aquí, apena habrá unos 150m, retrocedamos…
LIBERATO TUCTO: -¡Taita, que se te va a escapar!...
JUAN JORGE : -¡No seas bruto, si nos viera , más tardaría él en echar a correr que yo en meterte una bala.
Y después de quitar el seguro y levantar el librillo…
JUAN JORGE: - ¡Atención! Esta en la mano derecha para que no vuelva a disparar más ¿te parece bien?
LIBERATO TUCTO: -Si taita, pero no te olvides 10 tirosl.
Sonó el disparo, Hilario Crispín sacudió furiosamente la diestra y miraba a todas partes para saber quién le había disparado echó a correr en dirección a unas peñas.
JUAN JORGE: -Esta ha sido en la pierna derecha y el tercer disparo fue hacia la otra pierna.
LIBERATO TUCTO : -¡Lo has matado taita!
JUAN JORGE: - No hombre está más vivo que nosotros, a la mano izquierda disparare el quinto.
Juan Jorge termino disparando los 10 tiros quedando Hilario Crispín muerto
Tucto le voltio boca arriba, desenvaino su cuchillo y diestramente le saco los ojos.
LIBERATO TUCTO: (guardando los ojos en el huallquil)
- Estos para que no me persigan y está (dándole una feroz tarascada a la
lengua) para que no avise.
JUAN JORGE: - Y para mí el corazón –aludió Juan Jorge sácalo bien, quiero comérmelo porqué es de un cholo muy valiente.
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